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Este es momento de aprovechar oportunidades.

Escribo esto suponiendo que, a pesar de los recursos, impugnaciones, acciones de amparo, etcétera, el proceso electoral seguirá adelante y los ciudadanos tendrán ocasión de demostrar por medio de su voto sus preferencias electorales el 20 de agosto. Así, con base en ese supuesto, pienso que se abren oportunidades sumamente importante a cada uno de los dos binomios, a los líderes de las bancadas mayoritarias de la futura legislatura y a las cámaras y organizaciones de los sectores privado, profesional y laboral.

Creo que este es uno de esos momentos en los que, en medio de una crisis, pueden presentarse oportunidades muy importantes para el futuro de Guatemala. Me refiero, más específicamente, que, bajo el liderazgo de cualquiera de los actores de la vida nacional mencionados, sería posible poner sobre la mesa los puntos básicos sobre los que se debe y puede llegar a consensos.

El concurso de los binomios para la segunda vuelta y de los líderes de las bancadas mayoritarias de la futura legislatura permitiría, me parece, concebir un pacto de bases para emprender ciertas reformas, desarrollar determinados proyectos y aprobar ciertos programas estatales. No hace falta que sean todos los que integren los planes de trabajo de cada uno de los dos partidos finalistas, sino aquellos sobre los que haya suficiente convergencia.

Si entre este punto y el 20 de agosto se consiguieran acuerdos o pactos de alto nivel de los que todos, no solamente los ganadores, pudieran considerarse autores y responsables, los siguientes cuatro años pudieran ser enormemente productivos para Guatemala. Eso conlleva, por supuesto, que haya capacidad de ceder y conceder. Las fronteras en esto son las reglas, los valores y los principios.

Pero ¿sobre qué puntos pueden buscarse acuerdos básicos? La agenda, de todos es sabido, es enorme, pero quizás haya ya ciertos consensos, por ejemplo, en los siguientes: la reforma de la justicia y la seguridad, del sistema de educación pública y del régimen del servicio civil. En cuanto a proyectos a desarrollar, están ciertas infraestructuras indispensables para el buen desempeño de la economía nacional (puertos, aeropuertos, carreteras, etc.) y el saneamiento ambiental de ecosistemas fundamentales como los de los bosques tropicales húmedos y selvas del Petén, las de las cuencas de los lagos de Atitlán y de Amatitlán y del Río Motagua. En lo que a programas se refiere, hay necesidad de enfrentar, con urgencia, la desnutrición infantil y la emigración masiva. Pero al lado de ese tipo de puntos están otros, por así decirlo, de naturaleza negativa. Es decir, cosas como compromisos de no cerrar mercados ni crear privilegios ni carteles y de no desestabilizar la macroeconomía.

Soy consciente de que el tiempo que queda es muy corto, pero no es imposible. Además, todos tienen mucho que ganar: no importa cuál de los dos binomios gane las elecciones de segunda vuelta, es un hecho que no tendrá mayoría en el Congreso. Ninguna bancada tiene la fuerza suficiente para erigirse en mayoría legislativa por si misma y las coaliciones en la oposición son complicadas (la oposición del expresidente Serrano terminó depurada). Los sectores productivos y profesionales necesitan de un marco estable y seguro para poder emprender con éxito sus negocios y conseguir un acuerdo básico puede disipar las dudas, temores y ansiedades que circulan por las redes sociales. ¿Por qué no intentarlo?

Eduardo Mayora Alvarado

Koster Sur, 16 de julio de 2023.

Publicado enArtículos de PrensaPolítica

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