En el ámbito del desarrollo de infraestructuras de interés público, las expropiaciones indemnizadas a valor de mercado juegan un papel crucial. Este mecanismo permite al Estado o a los gobiernos locales adquirir terrenos, derechos de vía y otros medios necesarios para proyectos que beneficien a la población, garantizando al mismo tiempo una compensación justa para los propietarios afectados.
Un ejemplo claro de la necesidad de este tipo de intervenciones se puede observar en el sector del transporte colectivo de autobuses extraurbanos. Imaginemos a un grupo de veinte o treinta empresarios que operen en este sector. Es bastante probable que la mayoría de estos empresarios preferirían que sus choferes y empleados no se detuvieran en cualquier parte de la carretera para recoger pasajeros, sino que existieran paradas debidamente señalizadas, equipadas y seguras a intervalos razonables. Sin embargo, lograr esto en el ámbito privado presenta numerosos desafíos.
En primer lugar, los empresarios tendrían que identificar a los propietarios de las extensiones de terreno necesarias para cada parada. Luego, tendrían que coordinarse entre sí y negociar con cada propietario la compra o el arrendamiento a largo plazo de los terrenos. Además, una vez adquiridos los terrenos, tendrían que obtener los permisos necesarios para que cada parada tenga entrada y salida a la carretera. Este proceso es complejo y costoso, y si dos tercios de los empresarios están dispuestos a contribuir, pero cinco de ellos no, se enfrentan al problema de la competencia desleal.
Es aquí donde el Estado o los gobiernos locales pueden intervenir. Al identificar el problema y la solución, pueden utilizar la facultad expropiatoria para adquirir los terrenos necesarios y desarrollar o concesionar las paradas. Por supuesto, esto debe hacerse indemnizando a los propietarios a valor de mercado, garantizando así una compensación justa.
Para financiar estas infraestructuras, se puede crear una tasa por el uso de las mismas, que los empresarios pueden repercutir a sus clientes pasajeros como parte de sus costes. Para los pasajeros el coste individual adicional de cada pasaje sería casi imperceptible y, a su vez, disfrutarían de la seguridad, el orden y las ventajas de esperar en un lugar adecuado a la llegada de los autobuses. Además, el tránsito carretero mejoraría notablemente en términos de seguridad y orden, evitándose una parte de los excesivamente numerosos accidentes de tránsito.
En conclusión, las expropiaciones indemnizadas a valor de mercado son una herramienta esencial para el desarrollo de infraestructuras de interés público. Permiten superar los altos costes transaccionales y las dificultades de coordinación que enfrentan los empresarios en el ámbito privado, garantizando al mismo tiempo una compensación justa para los propietarios afectados. De esta manera, se facilita la creación de infraestructuras que beneficien a toda la comunidad, mejorando la calidad de vida y promoviendo el desarrollo económico y social.
Comprendo que, a partir de las expropiaciones de tierras agrícolas bajo el Decreto 900 en la década de los cincuenta del siglo pasado, muchos miran con mucho recelo las expropiaciones, quizás hasta como emblemáticas del socialismo o cosas parecidas. Pero eso es un trauma histórico que debe superarse. En todo el mundo capitalista moderno las expropiaciones a valor de mercado son una técnica común para el desarrollo de infraestructuras indispensables para el desarrollo económico.
Eduardo Mayora Alvarado
Ciudad de Guatemala, 22 de junio de 2025.
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