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Los ideales de los guatemaltecos.

Entradilla: más que cualquier otro factor, el de los ideales que informen los principios de la organización política del Estado, determinan la calidad de vida de sus habitantes.

Rompetextos: la Constitución de Guatemala contempla ideales como la justicia, la paz y la libertad, que no se han hecho realidad. Eso se debe a que las condiciones institucionales necesarias no existen.

Estrictamente hablando, no existe tal cosa como “los ideales de los guatemaltecos”. Cada persona tiene sus propios ideales y aspira a que sean compartidos por otras en los ámbitos sociales en que vive. Hay grupos de personas que comparten algunos ideales que los aglutinan y, cuando algún ideal goza de respaldo mayoritario, puede entonces decirse que forma parte del “temperamento” de toda una nación.

Hay momentos en la historia de los pueblos en que, por diversas circunstancias, uno u otro ideal se convierte en el centro del debate público. Algunos de los debates más famosos son los de la República Romana; los de Valladolid, sobre la condición de los pobladores de América; los de la Revolución Francesa o los de la Independencia de los Estados Unidos. También ha habido momentos en la historia de Guatemala, como de su Independencia, de la Reforma Liberal, de la Revolución de 1944, y quizás el de la firma de los Acuerdos de Paz, en que ha habido debates más intensos sobre ideales y principios de organización de la vida social.

Si no me equivoco, Guatemala atraviesa actualmente por otro de esos momentos de su historia y creo que es muy importante aprovecharlo. Es una de esas encrucijadas históricas en que surge la oportunidad para que cada ciudadano se interese por la pregunta fundamental de ¿en qué tipo de sociedad aspira a vivir? ¿Cuáles son los ideales que quisiera que inspiren los principios de la organización social y política de su país?

Al final de cuentas, hoy en día lo que más importa es eso. La civilización humana ha florecido en regiones en que las primeras nevadas caen en diciembre y las últimas en abril, en el más húmedo de los trópicos, en medio del desierto y, por supuesto, en climas templados y condiciones moderadas. En todos esos sitios, lo que más puede afectar la vida de un ser humano es el tipo de ideales que se hacen realidad o que no existen. El clima, es secundario.

Entre esos ideales, aquellos por los que muchos hombres y mujeres ordinarios ofrendaron sus vidas y para los que algunos espíritus superiores aportaron el marco intelectual y teórico, están la libertad, la justicia y la paz. Todos esos ideales se proclaman como fines del Estado en la Constitución de Guatemala, pero en la realidad no echan raíces ni florecen.

Pocas naciones en el mundo han descubierto que, en el largo plazo, paga más contar con jueces y fiscales verdaderamente independientes y todavía son menos las que han descubierto cómo articular las reglas constitucionales y legales para garantizar esa independencia. Todas esas naciones han prosperado económicamente y sus ciudadanos gozan de derechos y libertades tutelados por un Poder Judicial independiente.

Tengo para mí que la propuesta de reforma constitucional que se puso a consideración de los presidentes de los tres poderes del Estado, y posteriormente se sometió a consideración del Congreso,

presentaba una extraordinaria oportunidad histórica de haber adoptado el tipo de reglas constitucionales necesarias. Hago votos porque se encuentre otra ocasión en un futuro cercano.

Este proceso electoral es peculiarmente propicio para reflexionar y debatir sobre esos ideales y sobre las condiciones institucionales que puedan hacerlos realidad en el porvenir. No hay que desperdiciar la oportunidad.

Eduardo Mayora Alvarado.

Guatemala 26 de febrero de 2019.

Publicado enArtículos de PrensaEstadoSociedad

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