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Neoliberalismo, El Culpable

           Agradezco a Jaime Barrios Castillo que haya encontrado digno de comentarse mi artículo de hace dos semanas con este mismo título.  Pienso que Jaime pone de relieve en su artículo del domingo antepasado exactamente el problema que yo señalo, es decir, que en el discurso público se emplea la noción de “neoliberalismo” de modo suficientemente impreciso como para que pueda culpársele de cualquier mal social, económico o político.

            En efecto, Jaime hace suya una caracterización del Prof. Stiglitz del “neoliberalismo”, pero la cita que nos ofrece se refiere al “fundamentalismo de mercado neoliberal”.  Si las dos cosas fueran lo mismo, quedaría demostrada mi afirmación de lo elástico del concepto, como se le maneja en el discurso público.

            Jaime afirma que los neoliberales chapines se casaron con el fascismo antidemocrático mientras que los neoliberales europeos y los ticos tienen expresiones y organizaciones democráticas, dándome a entender que el perfil político del neoliberal (si democrático o fascista) no es uno de los elementos del neoliberalismo. Sin embargo, culpa al neoliberalismo de que en las pasadas elecciones europeas hayan salido gananciosos algunos partidos ultraderechistas.  No sé cómo interpreta Jaime que, en España, por ejemplo, uno de los mayores perdedores haya sido el PSOE, ya que según él el voto ha reflejado una actitud “anti neoliberal”.

            El punto que me ha interesado reflejar y creo que es importante para que la realidad se aprecie con mejor claridad, es que en Guatemala no existe un régimen constitucional ni legal que pudiéramos tildar de “neoliberal”, que las políticas públicas de los sucesivos equipos de gobierno desde que se promulgó la Constitución de 1945 han sido más bien dirigistas que “neoliberales” y que el hecho de que al final de la década de los noventas se hayan abierto los mercados de las telecomunicaciones y de la energía eléctrica, no cambia el carácter entre dirigista y mercantilista del régimen que impera en Guatemala desde hace unos setenta años.  Por tanto, culpar al “neoliberalismo” de las cosas que aquí pasan o que no pasan, creo yo, es un desacierto.

            Por último, Jaime se refiere a una de las instituciones más importantes del Estado guatemalteco y también de las menos neoliberales, como es la USAC.  En el ranking de universidades latinoamericanas consultado por él, al 11 de junio en curso, la universidad del Estado está en el rango del 151 al 160 mientras que la UFM, que Jaime estima neoliberal, está en el rango del 201 al 250.  Es un ranking que puede o no reflejar los criterios que a cada persona interesen pero, en cualquier caso, mientras la USAC se financia con el cinco por ciento del Presupuesto General de Ingresos Ordinarios del Estado, la UFM (la mejor calificada de las privadas de Guatemala) se financia con lo que sus estudiantes y algunos donantes generosos aportan al esfuerzo. Ninguna otra universidad estatal de Latinoamérica cuenta con una asignación presupuestaria tan generosa como la que se ha concedido aquí a la USAC.

Eduardo Mayora Alvarado. 

Publicado enArtículos de PrensaJurídicosSociedad

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